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Publicado originalmente en Forbes. 8 de septiembre de 2023

Entre más de 560 obras que se recibieron, el libro del autor nacido en Antofagasta se hizo acreedor al primer lugar.
Con su libro “Pero la verdad es que yo despierto”, el escritor chileno Víctor Quezada fue el ganador del II Premio Internacional de Poesía Sor Juana Inés de la Cruz. El mismo es organizado por El Arco & Flecha Editores en colaboración con la Asociación de Escritores de México.
Esta premio se instauró con el propósito de beneficiar a los poetas y estimularlos para seguir el camino de las letras. Para ello, se conformó un jurado compuesto por la investigadora literaria Elisa Munizza (España), así como los poetas Raúl Zurita, Mario Bojórquez (México) y Juan Carlos Mestre (España).
La convocatoria de este año recibió un total de 560 obras, provenientes de 29 países, de las cuales un equipo de lectores eligió 124, mismas que después fueron valoradas por el jurado y sólo cuatro de ellas fueron consideradas “unánimemente finalistas”. Fue así como el escritor chileno, nacido en Antofagasta (1983), obtuvo el primer lugar.
“Límpido y al vez feroz y rotundo, y a la vez de infinitos matices, político y al mismo tiempo de una figura que toca lo magistral, heroico porque está al borde del silencio, de la mudez y de la derrota, el libro ‘Pero la verdad es que yo despierto’ de Víctor Manuel Quezada, se alza como una de las muestras más salvajemente dulces, duras y deslumbrantes que pueda exhibirnos la poesía hoy”, declararon los jurados.
Además de un premio económico la obra del autor se publicará en coedición de El Arco & la Flecha Editores y Círculo de Poesía Ediciones.

¿Quién es Víctor Quezada?
El escritor chileno es cofundador, y además editor principal, del blog grupal de crítica literaria ‘La calle Passy 061’ (activo de 2006 a 2021). También es autor de los libros de poesía ‘Veinte’ (2004), ‘Muerte en Niza’ (2010), ‘Yoko’ (2013), reunidos ambos en ‘Marón americano’ (2016) e ‘Insistencia del día’ (2018). Así como del conjunto de ensayos ‘Contra el origen (2016); y las narraciones ‘Compost’ (2013), ‘bulto’ (2016) y Diario abierto (2016-a la fecha).
Publicado originalmente en Letralia. Jueves 31 de agosto de 2023

Con su libro Pero la verdad es que yo despierto, que presentó con el seudónimo “Ferreira”, el escritor chileno Víctor Quezada (Antofagasta, 1983) se convirtió en ganador del II Premio Internacional de Poesía Sor Juana Inés de la Cruz, que organiza El Arco & la Flecha Editores en colaboración con la Asociación de Escritores de México, según se anunció el 29 de agosto.
El jurado, compuesto por los reconocidos escritores Elisa Munizza, Raúl Zurita, Juan Carlos Mestre y Mario Bojórquez, manifiesta en el veredicto que Pero la verdad es que yo despierto “es un libro que se destaca en nuestro presente lírico por sus notables virtudes de estilo y coherencia, de inteligencia y precisión de un lenguaje actual, vivo y que abre nuevos rumbos en la poesía iberoamericana”.
La lectura del acta tuvo lugar en una sesión virtual conducida por la escritora venezolana Carmen Rojas Larrazábal, fundadora de El Arco & la Flecha Editores, y con la participación de Obed González Moreno por la Asociación de Escritores de México. Durante la actividad se le otorgó al escritor chileno Raúl Zurita el Premio Honorífico por su Trayectoria en la Poesía Sor Juana Inés de la Cruz, por lo que el sello publicará próximamente una antología de su obra poética.
Cofundador, y además su editor principal, del blog grupal de crítica literaria La calle Passy 061 (activo de 2006 a 2021), Quezada ha publicado los libros de poesía Muerte en Niza (2010), Yoko (2013) e Insistencia del día (2018), entre otros; además del conjunto de ensayos Contra el origen (2016) y el relato bulto (2016). En el ámbito de la escritura en entornos digitales es autor del libro en línea Compost (2013); desde 2016 lleva a cabo el proyecto Diario abierto y, a partir de agosto de 2022, su reversión, Diario abierto B/VETA; todos disponibles a través de la web del autor, victorquezada.cl.
El Premio Internacional de Poesía Sor Juana Inés de la Cruz está dotado con 3.000 dólares, diploma y publicación en México, en coedición de El Arco & la Flecha Editores y Círculo de Poesía Ediciones, dentro de la colección de poesía. En esta segunda edición participaron 560 obras de veintinueve países.
Un equipo de lectores eligió 124 que fueron valoradas por el jurado y se presentaron en una primera selección de hasta treinta propuestas, cuatro de las cuales alcanzaron la unanimidad como finalistas: Sin lado izquierdo, de “Cyrano de Bergerac”; Pájaro de fuego, de “Jacques de Sores”; Pero la verdad es que yo despierto, de “Ferreira”, y El mero pensar, de “Debora Winsky”.
En la primera edición del certamen, que tiene periodicidad anual y está abierto a autores de habla hispana, resultaron ganadores ex aequo los escritores Javier Alvarado (Panamá), con Un trueno sobre el Barú, y Leymen Pérez (Cuba), con Los países de la noche.

Publicado originalmente en Rialta Magazine, 29 agosto, 2023


El escritor chileno Víctor Manuel Quezada Soto (Antofagasta, 1983) resultó ganador, con su cuaderno titulado “Pero la verdad es que yo despierto”, del Premio Internacional de Poesía Sor Juana Inés de la Cruz 2023, cuya segunda edición honró además la trayectoria literaria de un eminente compatriota suyo, Raúl Zurita (Santiago de Chile, 1950).
Así fue anunciado este martes 29 de agosto por los organizadores, El Arco y la Flecha Editores y la Asociación de Editores de México, en una sesión virtual que –conducida por Carmen Rojas Larrazábal, fundadora del mencionado sello– reunió al jurado compuesto por la profesora e investigadora literaria Elisa Munizza (España) y los poetas Raúl Zurita, Mario Bojórquez (México) y Juan Carlos Mestre (España).
Según el acta del premio, fechada el pasado 17 de agosto, el libro ganador –que coeditarán en México por El Arco y la Flecha Editores y Círculo de Poesía Ediciones– “se destaca en nuestro presente lírico con sus notables virtudes de estilo y coherencia, de inteligencia y precisión de un lenguaje actual, vivo, y que abre nuevos rumbos en la poesía iberoamericana”.
El poemario de Quezada Soto integró en principio un universo de 560 obras provenientes de 29 países, de las cuales un equipo de lectores eligió 124 que entonces “fueron valoradas por el jurado”. Solo cuatro de ellas fueron consideradas “unánimemente finalistas”, informó el comité evaluador; además de la galardonada, Sin lado izquierdo, Pájaro de fuego y El mero pensar.
Cada uno de los miembros del jurado justificó su voto personal a favor de “Pero la verdad es que yo despierto”: “un poemario”, de acuerdo con Munizza, “en el que percibimos frustración e impotencia, pero sin melancolía; es una obra que trasciende lo superficial, sumergiendo al lector en una profunda reflexión sobre la existencia humana”.
“Límpido y a la vez feroz y rotundo, y a la vez de infinitos matices, político y al mismo tiempo de una figura que toca lo magistral, heroico porque está al borde del silencio, de la mudez y de la derrota, el libro “Pero la verdad es que yo despierto”, de Víctor Manuel Quezada, se alza como una de las muestras más salvajemente dulces, duras y deslumbrantes que pueda exhibirnos la poesía hoy”, declaró por su parte Zurita.
Mestre valoró, en tanto, “la epifanía de una voz reconstructora de la conciencia poética implicada en el devenir de la historia crítica de lo contemporáneo, la condición de extranjería del ciudadano enfrentado a las tensiones éticas que modulan el habla poética de ese otro saber que es la poesía”.
Y sumó todavía al elogio inicial: “Memoria y dignidad de la tierra natal, emancipación de los discursos de sistema para dar amparo al habitante perpetuo de la fragilidad de los débiles y los descontentos; un viaje alrededor del epicentro del daño, las heridas políticas y las cicatrices que sobre el territorio natal dejan los ecocidios. Libro dialógico con la poesía de su época, una asamblea de voces que convoca al canto, a la celebración, y también a la denuncia; la voz solitaria de la misericordia descendiendo como un sollozo sobre las tierras baldías de la retórica. Verdad y pasión, una arriesgada y a la vez experimental expresión de las visiones de un muy notable poeta contemporáneo”.
Finalmente, Bojórquez afirmó que la propuesta del chileno “se distingue por su compromiso con un lenguaje dinámico que es reflejo de una sociedad vibrante y crítica; construye su discurso desde el dolor y desde la esperanza con una conciencia política y poética, representando así lo mejor de nuestra poesía actual en el continente de nuestra lengua”.
Quezada Soto fue uno de los fundadores, y el principal editor, del blog grupal de crítica literaria La calle Passy 061 (2006-2021). Ha publicado, entre otros, los cuadernos de poesía Muerte en Niza (2010), Yoko (2013) e Insistencia del día (2018), así como el volumen de ensayos Contra el origen (2016) y el relato Bulto (2016). En entornos digitales es autor del libro en línea Compost (2013) y del proyecto Diario abierto (desde 2016) y su “reversión”, Diario abierto B/Veta (desde agosto de 2022).
La ocasión del lauro —compartido el año pasado en su primera edición por el panameño Javier Alvarado (Santiago de Veraguas, 1982) y el cubano Leymen Pérez (Matanzas, 1976)–sirvió también para otorgar oficialmente el Premio Honorífico por su Trayectoria en la Poesía Sor Juana Inés de la Cruz a Raúl Zurita, de quien El Arco y la Flecha Editores publicará una antología próximamente.
Destacan en la obra del reconocido poeta chileno obras como Purgatorio (1979), Anteparaíso (1982), El Paraíso está vacío (1984), Canto a su amor desaparecido (1985), El amor de Chile (1987), La vida nueva (1994), Tu vida derrumbándose (2005), Los países muertos (2006), Las ciudades de agua (2007), Cuadernos de guerra (2009), Zurita (2011), Son importantes las estrellas (2018) o La vida nueva, versión final (2018), así como y la antología personal Tu vida rompiéndose (editada en 2016 por Lumen).
Asimismo, ha publicado las novelas El día más blanco (1999, reeditado en 2015 por Literatura Random House) y Sobre la noche el cielo y al final el mar (2021); los relatos de Nuevas ficciones (2013), y los ensayos de Literatura, lenguaje y sociedad (1983), Sobre el amor, el sufrimiento y el nuevo milenio (2000) y Los poemas muertos (2006).
Su literatura ha sido distinguida a lo largo de los años, entre otros, con el Premio Iberoamericano Pablo Neruda (1988), Premio Nacional de Literatura de Chile (2000), Premio José Lezama Lima (2006, Cuba; por INRI), Premio José Donoso (Chile , 2017)  Premio Iberoamericano Reina Sofía (España, 2020), Premio Internazionale Alberto Dubito (2020), Premio Internacional de Poesía García Lorca 2022.

Publicado originalmente en No-Retornable. Vol. 11, Buenos Aires, Argentina, mayo, 2012


Amor/Salvaje (Savage/Love) de Sam Shepard y Joseph Chaikin. Santiago de Chile: Ediciones Corriente Alterna, diciembre de 2011. Traducción de Rodrigo Olavarría.

Amor / Salvaje (Savage / Love), que ahora revisamos en traducción del poeta y traductor chileno Rodrigo Olavarría, es una obra de teatro, aunque llega a parecer la reunión de fragmentos de conversaciones producidas en distintos momentos, con personas distintas. Y, también, parece un conjunto de poemas.
Esto no solo por las características genéricas que toma prestadas y podemos atribuirle a la poesía (los títulos, su estructura en versos, la exacerbación del yo) sino porque, en sus momentos más logrados, consigue sintetizar sus motivos principales, dándole a cada uno de esos fragmentos a partir de los cuales se construye cierta autonomía respecto del conjunto.
La desaparición del yo y la pregunta por el sujeto amado (por su existencia, por su ausencia, su presencia futura o su aniquilación) son dos de los motivos que alientan la producción textual, a la vez que van delineando las oportunidades de habitar los espacios amorosos de un sujeto que se determina exclusivamente por su carácter de amante, un sujeto que solo existe en la medida en que ama.
Estos espacios que la obra despliega, van problematizando la simpleza de la interlocución: esa pregunta a un otro presente. La pregunta por el otro en Amor/Salvaje es, esencialmente, la interrogación por las posibilidades de ser otro para el que se ama, y, en última instancia, por las posibilidades de convertirse en el sujeto amado, en un objeto de deseo.
El anhelo de ser otro va adquiriendo distintos sentidos que pasan por una gama amplia de estrategias: desde los clichés amorosos (como el del “mendigo”, el “asesino”, el “corazón inscrito” o el mito del hermafrodita), hasta operaciones de nominación, representación y presentación de sí.
Sin embargo, lo interesante de estas estrategias consiste en su permanente puesta en crisis, en mostrar su falta de efectividad frente a una realidad inasible, cuestión que constituye parte de la inteligencia de la construcción de Amor / Salvaje.
Así, los fragmentos que constituyen la serie “Balbuceo” (“Babble”), rondan la ineficacia de la lengua del amante para poder siquiera verter en palabras su deseo:

“Nada
Parece
Nada se
Eh
Ajusta
A la
Expresión
Que
Yo
Eh
Ehm
Quiero
No
Eh
Llega”.
O en otro sentido, el trabajo sobre el cliché amoroso, particularmente en el del motivo del hermafrodita, manifiesta la inadecuación respecto de las fuentes tradicionales. Aquí, la parte que falta al sujeto amoroso es una esencial incompletitud. La perfección del amor como cuerpo unitario es inaccesible, pues la unión con el ser amado es una pérdida, un deseo que queriendo dejar de ser lo que es, no admite sino la transformación sin medida, que no tiene otro objeto más que el de la mutación constante del deseo.
En el fragmento “Viendo a la amada dormir” (Watching the Sleeping Lover), la insaciabilidad del deseo es visible:
“Luego viene un anhelo
Que no entiendo
Porque se siente como si fuera por ti
Pero tú estás acá
Así que no entiendo
El porqué de este anhelo”.
Pero el momento que me parece de mayor interés en Amor / Salvaje es aquel donde la pregunta por y hacia el sujeto amado, se concentra en el yo amoroso, en su manera de ser y sentir, de presentarse en el mundo a sí mismo como un posible objeto de deseo. En “Enredados” (Tangled Up), la proposición de superficies de placer, de nuevas prácticas amorosas, expone la incertidumbre como una de las direcciones más claras del deseo:
“Cuando estamos enredados en el amor
¿Es a mí a quien le susurras
O es a otro?
(…)
Cuando muevo los ojos así
¿Te hace eso pensar en Marlon Brando?
(…)
Cuando estoy de pie y mi cuerpo apunta en una dirección
Y mi cabeza en otra
¿Piensas en Mick Jagger?

Si pudieras darme solo unas pocas pistas
Yo podría inventar el que quieras que yo sea”.
Y la presentación de sí, como fundamental práctica en el mundo (del amor), es tan necesaria que obliga a modificaciones físicas, a una intervención sobre el cuerpo de quien desea. Así, en “La Cacería” (The Haunt):
“Perdí casi siete kilos para ti
Me teñí el pelo café para ti
Diseñé una sonrisa especial para ti
(…)
Cambié mi forma de caminar por ti
Hasta cambié mi forma de hablar por ti
Cambié totalmente mis puntos de vista para ti
Ojalá nos encontremos pronto”.
Como vemos, no es solo la diversificación de un deseo insaciable lo que constituye el amor, sino también, la modificación perpetua de la apariencia y de la manera de habitar el mundo. Pues el deseo es anterior al objeto amado, se realiza en dicha intervención. Cuestión que abre la pregunta hacia lo que implica el ser para uno mismo.
Así, en la medida en que me diferencio de mí mismo puedo acceder al espacio amoroso que se re-significa como el espacio de una diferencia, de una diferenciación persistente de las posiciones que finalmente configuran al amor como una relación de poder. Lo que implica -en términos generales- que la determinación de nuestro lugar en el mundo pasa por la libertad que tenemos de “actuar” el mundo, de representarnos a nosotros mismos o -quizás- de representar la fuga de un yo monolítico:
“Ahora actuamos de pareja enamorada
Ahora actuamos el alejamiento
Ahora actuamos la reconciliación
Ahora actuamos que la reconciliación fue un éxito
(…)
Ahora actuamos la partida
Ahora te veo angustiada
Ahora te veo irte
Ahora no siento nada”.
Los distintos sentidos del deseo, del ser otro para uno mismo y para quien se ama, el trabajo sobre los tópicos tradicionales del discurso amoroso en Amor / Salvaje van perfilando la aparición de una nueva sensibilidad y una nueva manera -esta vez teatralizada- de enfrentar el mundo. El sujeto amoroso sale a escena consciente de que su manera fundamental de aparecer radica en el parecer para otro.

Anexo

Shorts (1953 - 1982). Shirley Clarke. Todos los cortometrajes de la cineasta Shirley Clarke, entre ellos: Savage / Love. Filmado en cooperación con Shepard y Chaikin:
http://www.ubu.com/film/clarke_shorts.html

Publicado originalmente en No-Retornable. Vol. 10, Buenos Aires, Argentina, diciembre, 2011

Juan Rodolfo Wilcock. Italienisches Liederbuch. Traducción de Guillermo Piro (Buenos Aires, Huesos de Jibia, 2010), 59 págs.


Italienisches Liederbuch es un libro de 34 poemas amorosos que J. R. Wilcock (narrador, poeta y crítico literario argentino) escribió en tan solo trece días y publicó en Italia el año 1974, según se nos cuenta en el epílogo-entrevista a cargo del escritor y traductor del libro, Guillermo Piro.
Este conjunto de poemas -más allá de aquel dato biográfico que vendría a actuar aquí como garantía de una cierta pasión que sirviera de origen y fuerza a la totalidad- se sostiene por sí mismo en la red de relaciones que sugiere; movimiento que, por otro lado, construye los espacios de su realidad particular.
Sin duda, uno de los valores de Italienisches es su poder para configurar, a pesar de su aparente concisión, una idea multidimensional del espacio donde lo real y la amada emergen.
Tres niveles aquí se van superponiendo para generar el espacio amoroso:
Un primer ámbito, el más simple si se quiere, otorga a la percepción de las cosas la instancia de su aparición, haciéndolas posibles:

“Despierta, el mundo es horrendo pero qué importa,
dentro de ti sufre una inversión
si con los ojos abiertos lo vuelves tan atractivo” (23)
Distinguimos un segundo nivel en el del conocimiento, que podríamos calificar de “científico” en la medida en que el vocabulario va llamando disciplinas como la física y la astronomía; mecanismo entendible desde el contexto de producción por la carrera espacial de finales de los sesenta y principios de la década del setenta.
“estoy aquí estudiando tu cosmografía,
tus emisiones de radio, tus sizigias,
más exactamente tu boca y tus ojos,
más exactamente aquello que está en el fondo de los ojos,
y todavía más exactamente, a ti” (40)
El tercer nivel que encuentra su lugar es el de la trascendencia místico-religiosa. En términos generales, esta construcción de lo real podría dividirse en dos realidades perfectamente diferenciables: el espacio de la historia donde la visión se opone a la tele-visión, la publicidad, el cine y, por otra parte, adquiere características científicas a través de la transposición del lenguaje de la física; y el espacio a-histórico donde la visión se vincula con el espacio del conocimiento místico.
Sería verosímil supeditar los primeros ámbitos que caracterizan lo real a ese tercero por sus características de finalidad última, a-histórica, como dijimos, pero lo cierto es que desde un comienzo, la percepción del objeto amoroso está cruzada por todos estos ámbitos, lo que enriquece el poemario en la mezcla irónica de trascendencia y cientificismo.
“hazme pasar de la física a la química,
de la mecánica a la topografía
y del estudio de la belleza en general
a un serio examen de sus particulares,
hazme pasar de las leyes a los fenómenos
y de lo evidente descender a lo oculto” (37)
La amada, en este sentido, se construye por los efectos que produce sobre el mundo o mejor, por los rastros que foto-grafía en el mundo, pues su principal manifestación es a través de la luz y el medio primordial por el cual es percibida son los ojos.
Lo real, y la realidad de la amada, son construidos, aunque esto sea obvio, por el habla del poeta. La trascendencia y las referencias a Roma y las producciones del resto del mundo son posibles exclusivamente en el mundo creado y sus dimensiones:
“Cuando tú, mi poesía, lees poesía,
el cielo se oscurece con una luz verde,
la gente huye de la orilla del mar
por un presentimiento remoto de tormenta
o de contraste entre los elementos,
se enarbolan chispas en los cables del tranvía,
y un gran silencio cae sobre la ciudad:
es la poesía que se contempla a sí misma” (14).